Salomón escribe: ".....Observé .... a un joven falto de sensatez. Pasaba él por la calle junto a la esquina, e iba camino de la casa de ella". El error de este joven fue estar en el lugar equivocado en el momento equivocado y con la persona equivocada. Y el mensaje es muy claro; si no quieres quemarte ¡no te acerques al fuego! No te engancharás a la cocaína si nunca la usas. No te harás alcohólico si nunca bebes. Y no cometerás pecado sexual si no te pones en situaciones comprometedoras. Es imposible escaparse totalmente de situaciones y gente que podrían ser potencialmente peligrosas. Pero como dijo Martin Lutero: "No puedes impedir que los pájaros sobrevuelen tu cabeza, pero si puedes impedir que hagan un nido en tu cabello". Se cuenta de un hombre mayor que observó a un niño que daba vueltas y más vueltas al bloque en su bicicleta. Lo hizo durante horas, hasta que al fin el hombre le preguntó: 'Hijo, ¿no estás cansado? llevas dándole vueltas al bloque toda la mañana'. El niño respondió: "Me he escapado de casa'. El hombre replicó: ' No te has podido escapar de casa porque no haces más que dar vueltas al bloque'. Sí me he escapado' insistió el niño. 'Pero mi madre me ha dicho que no puedo cruzar la calle'. Todos estamos tentados a deambular por ahí, por lo que Dios ha establecido ciertos límites que nunca deberíamos traspasar, ciertos lugares a los que nunca deberíamos ir y ciertas personas a las que nunca deberíamos acompañar. No hay un buen momento para estar en el lugar equivocado con la persona equivocada. Así que no vayas ahí.
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