miércoles, 13 de mayo de 2015

Prosperar en medio de la batalla

                                                El ataque de la carne. El punto más vulnerable es tu "carne", que quiere hacer lo que le place. Su lema es "Yo soy lo más importante". De principio a fin busca complacerse a sí misma y ser siempre la primera de la lista. Está en su naturaleza. Y no puede ser salvada, santificada o espiritualizada porque: "lo que nace de la carne, carne es...." ; y nada más. "...El deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais" Entonces ¿cómo controlas tu carne? 1) Elige bien.
"...escogeos a quién sirváis..." Durante la Guerra de Secesión estadounidense miles de soldados yankis y confederados murieron víctimas del "fuego amigo". ¿Por qué? Porque no tenían uniformes que los identificaban de qué bando eran. Ten muy claro en qué bando estás, y asegúrate que quienes te rodean lo sepan también. 2) Corta las vías de suministro a la carne. En tiempo de guerra, los generales hacen gran hincapié en volar puentes, autopistas y ferrocarriles para impedir que el enemigo reciba los suministros vitales para ganar. La carne no podrá controlarte si le cortas las vías de suministro. 3)Mantente en contacto con el centro de operaciones. Hasta los soldados mejores entrenados y con el equipo más avanzado y los mejores oficiales no pueden ganar si estás desconectados del comando central. Así que conéctate y " con toda oración y súplica no te separes del Espíritu de Dios...".   

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