En Mayo de 1996 el vuelo 592 de Valujet se estrelló en los Everglades de Florida (Parque natural de grandes ciénagas): 110 pasajeros perdieron la vida. Los expertos de la Marina trataron de encontrar la caja negra del avión usando tecnología avanzada, pero sin éxito. Agarrados a una soga y a una distancia de un metro los unos de los otros, los hombres traspasaban con varas el lodo, centímetro a centrímetro. Durante catorce días repitieron la operación sin resultado satisfactorio. Las condicines físicas eran insoportables, trabajaban bajo un sol aplastante a temperaturas de mas de 35ºC. En el agua flotaba el combustible del avión y el fluído hidráulico cáustico, obligando a los equipos de rescate a vestirse con varias capas de goma protectora. Catorce días de búsqueda les habían dejado deshidratados y exaustos, pero no habían hallado la caja negra.
El sargento Félix Jimenez del Departamento de Policia de Metro-Dade formaba parte del equipo de búsqueda. Durante catorce días este hombre había estado intercediendo por las familias de las víctimas y por la seguridad de sus compañeros. Pero el decimoquinto día mientras se tomaban un descanso, de repente se dio cuenta de que no había orado por algo esencial: que Dios les ayudara a encontrar la caja negra. Entonces pidió dirección a Dios, volvieron a comenzar la búsqueda y en cuanto hundió su vara en el lodo, se topó con algo metálico. Sacó el objeto del cieno y comprobó que era la caja negra. Mas tarde Jimenez escribe:" Me acordé de todos los días que habíamos pasado buscando la caja y me preguntaba por qué habíamos tardado tanto en encontrarla. En medio del crujido de los juncos y de los graznidos de las garzas, creí escuchar la respuesta: "¿Por qué tardaste tanto en pedirlo?"
