miércoles, 10 de agosto de 2016

Pide por tu integridad

                                                   Si le hubieran dicho a David que llegaría el día en que cometería adulterio  con la mujer de Urías, Betsabé,y luego lo mandaría matar para ocultar su pecado, probablemente él te habría jurado que jamás ocurriría. No obstante, así sucedió. Una vez perdonado, restaurado y acordándose de ello escribió esta oración: "Felices son los íntegros, los que siguen las enseñanzas del Señor. Felices son los que obedezcan sus leyes y lo buscan con todo el corazón. No negocian con el mal y andan solo en los caminos del Señor. Nos ha ordenado que cumplamos cuidadosamente sus mandamientos.¡Oh cuanto deseo que mis acciones sean un vivo reflejo de tus decretos! Entonces no tendré vergüenza cuando compare mi vida con tus mandatos. A medida que aprendo tus justas ordenanzas, te daré las gracias viviendo como debo hacerlo. Obedeceré tus decretos; ¡por favor no te des por vencido conmigo!. 
                                                    ¿Cómo puede un joven mantenerse puro? Obedeciendo tu palabra. Me esforcé tanto por encontrarte; no permitas que me aleje de tus mandatos. He guardado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti. Te alabo, oh Señor; enséñame tus decretos. Recité en voz alta todas las ordenanzas que nos has dado.Me alegré en tus leyes tanto como en las riquezas. Estudiaré tus mandamientos y reflexionaré en tus caminos. Me deleitaré en tus decretos y no olvidaré tu palabra. Sé bueno con este siervo tuyo, para que viva y obedezca tu palabra. Abre mis ojos para que vea las verdades maravillosas que hay en tus enseñanzas.Que tu petición sea la misma.            

No hay comentarios:

Publicar un comentario