miércoles, 22 de diciembre de 2021

Cuando Dios enciende un fuego debajo de tí

         No era el propósito de Jesús que sus discípulos se asentaran cómodamente en Jerusalén y se quedaran allí. Él les había pedido "...que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén" Es decir, que sólo tenían que quedarse en Jerusalén el tiempo suficiente para ser llenos de poder y luego debían llevar el Evangelio al mundo entero. Sin embargo, ellos "... volvieron a Jerusalén...y estaban siempre en el Templo, alabando y bendiciendo a Dios" Es bueno esperar en Dios para recibir la dirección y el poder para llevar a cabo sus instrucciones, pero no conviene querer repetir experiencias anteriores. "...Recibiréis poder....y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra" ¿Qué hizo Dios para sacarlos de su comodidad? ¡Encendió un fuego debajo de ellos! "...Hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén...Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el Evangelio"

         Todos estamos convencidos de que el evangelio ha de ser predicado a toda nación, pero muy pocos estamos dispuestos a dejar nuestro lugar e ir a otro. No nos importa orar, no siquiera pagar, pero no queremos salir de donde estamos. Sin embargo, cuando Dios tiene una misión para tí, hará lo que sea necesario para que te muevas. No va a consentir  que te pierdas tu destino, así que permitirá ciertas pruebas que te harán mover del lugar en que te encuentras. No pùedes volver a vivir el pasado, ni enmarcarlo. Y no puedes guardarte para ti solo las bendiciones de Dios. Si Él ha encendido un fuego debajo de tí, te está diciendo: "¡Es hora de moverse!". 

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