jueves, 23 de diciembre de 2021

Es la oración, y no la presión, la que cambia a las personas

        Jesús preguntó: "¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?. Si esperas mas de la gente de lo que te pueden dar, ru relación con ellos se deteriorará en lugar de mejorarse. Las personas tienen que sentirse libres para ser ellas mismas, lo cual no quiere decir que no necesiten o no quieran cambiar. La realidad es que a nadie le gusta que le estén diciendo, aunque sea de modo muy sutíl, que tiene que cambiar  para ser amado y aceptado. Estamos muy dispuestos a modificar nuestro comportamiento  con el fin de agradar a aquellos que nos aceptan como somos, con nuestras carencias, que a los que demandan que vivamos según sus cánones. Una cosa es cierta: Dios nos va a trasformar a quienes tratamos de cambiar nosostros mismos hasta que no decidamos "soltarlos".

         Tenemos que apartarnos del camino de Dios y dejarle que actúe. Aunque pensemos que estamos ocultando nuestra desaprobación , los demás lo perciben. Se puede detectar en tu voz en tu lenguaje corporal. El mejor agente de cambio es la oración , no la presión. Si de verdad amamos a alguien, oraremos por la persona y dejaremos que Dios actúe a Su manera. En Su tiempo y para Su gloria. Muchos de los que nos irritan en realidad están siendo ellos mismos, aunque es posible que su personalidad no encaje con la nuestra. A veces queremos que cambien cuando en relidad somos nosostros los que necesitamos hacerlo. A menudo los cambios que buscamos en otros ya está ashí, y los veríamos si dejáramos de juzgar. Para que la trasformación sea duradera, tiene que venir de dentro para afuera. Y sólo el Espíritu de Dios puede producir algo semejante.

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