Tus hijos ya se encuentran en el proceso de llegar a ser la clase de adultos en que se van a convertir. Edúcalos bien, y si quieres que estén orgullosos de tí, aplica estos cinco principios: 1) Asegúrales que les amas. Tienen que saber que ese amor que les das nunca va a ser retirado a causa de su apariencia, sus logros o su comportamiento. Que sepan que les amas por quienes son y que jamás vas a cuestionar el valor que tienen para tí.2) Edifica carácteres sólidos con valores morales. "Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de él". 3) Márcales límites claros. Y sé consecuentes con ellos. A los niños no les gustan las reglas, pero tu meta primordial no es hacerles siempre felices, sino enseñarles a ser responsables; y de tal responsabilidad dependerá la felicidad. Ayúdales a descubrir su potencial. Para ello tendrás que escucharlos, observarlos y una vez que hayas identificado sus talentos, ayudarles a desarrollarlos. "Tenemos, pues, diferentes dones, según la gracia que nos es dada..." 4) No fuerces a tus hijos a que sean un réplica de ti mismo. Dios les ha dado a cada uno de ellos su propia personalidad y talentos. Por lo tanto,no hagas de ellos alguien que ni Dios quiso que fueran ni la socedad necesita. 5) Anímales a que prosigan sus ideales. "...Vuestros jóvenes verán visiones" No eches agua fria en el fuego de su entusiasmo, sino más bien avívalo. No seas uno de sus detractores, sino su mayor seguidor. Si haces lo anterior, tus hijos estarán orgullosos de tí.
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