Debidamente cualificado para vivir el matrimonio. Hoy en día los matrimonios cristianos se deshacen con la misma facilidad que los no cristianos. Y los que pasan por ello necesitan que los amemos, no que los condenemos. Pero no hay duda de que algo va mal y que es necesario arreglarlo. Dos de las mayores causas de divorcio son las dificultades financieras y la pornografía. Cuando te ves desbordado por comprar cosas que no te puedes permitir y que no necesitas, te metes en problemas. Y cuando abres la mente a fantasias sexuales, estás contemplando imágenes que tu cónyuge no puede igualar y tu relación comenzará a deteriorarse. Salomón escribe "¡Atrapad a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor!"
Cuando no nos tratamos el uno al otro con ternura, con gracia, con amor, con consideración y con respeto, el avión que tripulamos juntos cae en picado. Si descuidas a tu conyuge estás facilitando que se vuelva vulnerable ante cualquier persona del otro sexo que aparezca, lo que hará aflorar el resentimiento y apoderarse de la relación. Si la Palabra de Dios no es efectiva en tu hogar y en tu matrimonio, entonces tampoco lo será en ningún otro lugar. Un creyente debidamente cualificado entiende que el secreto para tener un buen matrimonio no consiste únicamente en encontrar a la persona adecuada sino en convertirse en la persona adecuada. Y eso sólo puede ocurrir cuando te comprometes a vivir diariamente según los principios de la Palabra de Dios y demostrar el fruto del Espíritu. Se cuenta de alguien que le dijo al cónyuge: 'No sabía lo que era la auténtica felicidad hasta que me casé contigo; pero ahora es demasiado tarde'. A menos que quieras que ésta sea también tu historia, empieza a avivar la relación.
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