Jesús preguntó: "¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?" Si esperas más de la gente de lo que te pueden dar, tu relación con ellos se deteriorará en lugar de mejorarse. Las personas tienen que sentirse libres parea ser ellas mismas, lo cual no quiere decir que no necesiten o no quieran cambiar. La realidad es que a nadie le gusta que les estén diciendo, aunque sea de modo muy sutil, que tiene que cambiar para ser amado y aceptado. Estamos mas dispuestos a modificar nuestro comportamiento con el fin de agradar a aquellos que nos aceptan como somos, con nuestras carencias, que a los que demandan que vivamos segús sus cánones. Una cosa es cierta: Dios no va a transformar a quienes tratamos de cambiar nosotros mismos hasta que no decidamos "soltarlos".
Tenemos que apartarnos del camino y dejar que Dios actúe. Aunque pensemos que estamos ocultando nuestra desaprobación, los demás lo perciben. Se puede detectar en tu voz o en tu lenguaje corporal. El mejor agente de cambio es la oración no la presión. Si de verdad amamos a a alguien , pidamos por esa persona y dejemos que Dios actúe a Su manera y en Su tiempo. Muchos de los que nos irritan en realidad están siendo ellos mismos, aunque es posible que su personalidad no encaje con la nuestra. A veces queremos que cambien cuando en realidad somos nosotros los que necesitamos hacerlo. A menudo los cambios que buscamos en otros ya están ahí, y los veríamos si dejaramos de juzgar. Para que la trasnformación sea duradera, tiene que venir de adentro para afuera. Y solo Dios puede hacer algo semejante.
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