miércoles, 22 de junio de 2016

Manejar la soledad

                                                     Más allá de la soledad existe un contentamiento nacido de la necesidad. Cuando no te queda ninguna alternativa en el ámbito natural, se abren puertas en el ámbito espiritual. Y ahí empiezas a considerar la posibilidad de tener una relación con Dios que no tenías antes. Juan se encontraba solo en la isla de Patmos, una colonia penal como Alcatraz, cuando Dios lo tomó y lo llevó a un viaje por las glorias del cielo. El resultado fue el libro de Apocalipsis. Pablo estaba en la cárcel cuando escribió sus epístolas más notorias . En Génesis Dios creó al mundo milagrosamente cuando estaba solo; no había nadie para aplaudirlo, así que se alabó asimismo diciendo que "todo era bueno". Tú debes aprender a hacer lo mismo.
                                                        Cuando otros dicen algo bonito de ti, eso refleja su opinión. Pero cuando tú hablas bien de ti, eso refleja la tuya--y con ella tienes que vivir a diario--. Para manejar la soledad hay que desechar la noción de que cualquier otra compañía es preferible a la tuya. Una encuesta de mil parejas reveló que el 50 por ciento de ellas no se volvería a casar con la misma persona . Hay muchas razones que lo explican, pero una de ellas es que nadie--sino Dios--puede llenar tu vacío espiritual. Piénsalo por un momento y te darás cuenta de que a veces la solución a la soledad no es la gente sino el propósito. No es falta de afecto sino falta de dirección. Y cuando necesitas propósito y dirección para vivir, no hay más que un lugar adonde acudir: ¡Dios!.

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