miércoles, 1 de junio de 2016

Reconoce tus prejuicios ocultos

                                                      Muchos somos como cierta mujer en una reunión de oración que dijo: 'Yo amo a todo el mundo'. El problema es que tenía los ojos cerrados.La discriminación nos hace aceptar sin cuestionarnos las opiniones y los prejuicios que fuimos oyendo mientras crecíamos, y las declaraciones de personas con miras estrechas.Muy pocas veces nos paramos a pensar y nos cuestionamos'¿Es verdad eso?' O lo que es mas importante '¿Es una actitud que habría tenido Cristo?' La discriminación relega a personas a ciudadanos de segunda categoría a causa del color de su piel, su género, posición económica, denominación religiosa o de las circunstancias de su nacimiento. A veces nuestros prejuicios están tan enraizados que no podemos captarlos y reaccionamos con ira cuando alguien nos confronta. Pero Dios no nos va a dejar escapar con eso.
                                                         El apóstol Pablo confrontó a Pedro, futuro cabeza de la iglesia, acerca del pecado de discriminación: "Antes de que llegaran algunos de parte de Jacobo, Pedro solía comer con los gentiles. Pero cuando aquellos llegaron, comenzó a retraerse y separarse de los gentiles por temor a los partidarios de la circuncisión". Pablo no se lo pasó por alto el hecho de que Pedro tenía otras muchas cualidades positivas. No; su comportamiento estaba hiriendo a otros y daba mala reputación a la iglesia. El versículo mas citado de la Biblia es: "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna". Eso significa que todos somos iguales al pie de la Cruz; ahí Dios no hace distinciones. Pero antes de señalar el prejuicio en la vida de los demás, tienes que tratarlo en la tuya. Por lo tanto identifica y reconoce tus prejuicios ocultos y cámbialos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario