miércoles, 28 de septiembre de 2016

Ayudar a los demás

                                                   Un catedrático iba en una ocasión al entierro de un conocido y se equivocó de funeraria. Allí yacía el cuerpo de un anciano, con la viuda como único acompañante. Se la veía tan sola que decidió quedarse para el servicio y luego la acompañó al cementerio. Después del entierro cuando ya se iban le confesó a la señora que en realidad no conocía a su esposo. 'Ya me lo imaginé' respondió ella.'Yo no le conozco a usted pero no importa.Nunca entenderá lo que esto significa para mí'.
Alguien escribe: "La disponibilidad es la fuerza más poderosa  con la que podemos contribuir...A veces desdeñamos a los tres amigos de Job, y con razón por sus reacciones insensibles ante el sufrimiento de este. No obstante leamos otra vez lo que dice el relato: " Así permanecieron sentados con él en tierra durante siete días y siete noches, y ninguno le decía una palabra..." Esos fueron los momentos mas elocuentes que pasaron con el amigo.
                                                      "Sin quererlo me retraigo de la gente que sufre ¿quién sabe si quieren hablar de su problema o no? ¿Querrán ser consolados o animados? ¿En qué les va a ayudar mi presencia? Mi mente da muchas vueltas y alberga muchos razonamientos; al final opto por lo peor de todo: me quedo al margen... Nadie responde con el nombre de un filósofo cuando le preguntas quién fue la persona que más le ayudó. Lo más normal es que describan a alguien tranquilo, modesto y sin importancia que estuvo a su lado ... que escuchó más de lo que habló... que no miró al reloj, que los abrazó y lloró con ellos...Alguien que estuvo presente e hizo lo que el afligido necesitaba, no lo que él/ella pensaba que había que hacer ". Así es como se ayuda a los demás.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario