viernes, 23 de septiembre de 2016

Cuando no lo esperas

                                                    Alguien escribe: "En el espacio de una semana el calentador de agua se estropeó, explotaron las tuberías, se rompió la cabeza de la ducha...Y tuve que enfrentarme a problemas entre miembros de la familia y con algunos empleados. Estuve a punto de perder los estribos, a angustiarme en lugar de confiar en Dios. Lo que parecía una frustración de la vida diaria...era algo más siniestro...satanás ataca nuestras debilitadas defensas con lo cotidiano de cada día. La Biblia nos narra que justo después de ser bautizado Jesús por Juan el Bautista, fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.
                                                     De este pasaje se desprenden enseñanzas importantes: 1) No te duermas en los laureles de los triunfos. Después de la bendición llega la batalla. ¿Qué bendición has recibido de Dios últimamente? Ya sea que tenga que ver con tu trabajo, la familia, o tu caminar personal con el Señor ¡cuidado! Somos el blanco de satanás cuando bajamos la guardia. 2) Permanece en la voluntad de Dios. ¿Has razonado alguna vez algo como 'Si esto es tan duro no puede ser la voluntad de Dios', y decidido abandonar?. El hecho de de que estés haciendo lo correcto no significa que seas inmune, Jesús estaba dentro de la voluntad de Dios cuando el enemigo lo atacó. Cuando la situación parezca desoladora "Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia". 3) Conoce las Escrituras. Cada vez que Jesús fue atacado, contraatacó con 'Está escrito' A la palabra de Dios se le llama "la espada del espíritu", porque es nuestra principal arma ofensiva contra el enemigo. Jesús la usó para derrotar a satanás y tú deberás hacer lo mismo.       

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