lunes, 26 de septiembre de 2016

Consolar a los demás

                                                    Hace muchos años una mujer visitó un orfanato y preguntó a la enfermera jefe: '¿Hay aquí algún niño que nadie haya querido adoptar?' La enfermera respondió; 'Si lo hay. Tenemos una niña de 10 años, poco atractiva y es cheposa. La mujer dijo: 'Esa es la niña que quiero'. Treinta y cinco años más tarde el director del Departamento de Inspección de Orfanatos de Iowa (EE.UU), escribió el siguiente informe acerca de una institución estatal. "Este lugar es excepcional. Está limpio, la comida es buena , los niños están muy bien cuidados y el ambiente es el mejor de todos los centros que hemos visitado. La enfermera responsable, Mercy Goodfaith, tiene un corazón que rezuma amor; tiene unos ojos tan hermosos que te hacen olvidar su cara amable o el hecho de que es jorobada". Gracias a que una buena samaritana tuvo el valor y el amor para criar a una niña que otros desecharon, Mercy Goodfaith pudo mas adelante compartir ese mismo amor con cientos de otros niños huérfanos.
                                                       Pablo dice : "...Dios... nos consuela...para que podamos tambien nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación...". Alguien añade: "Quienes más han sufrido son los que mejor pueden consolar a los demás...compadecerse de sus aflicciones gracias a lo que ellos mismos han pasado...El sufrimiento es difícil de sobrellevar pero su propósito debería ser aprender todo lo que podamos de aquello que hayamos padecido para cumplir el ministerio de la consolación, como lo hizo Jesús. "Pues en cuanto Él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados" . El que sufre se convierte en consolador  en el servicio al Señor.              

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