lunes, 14 de diciembre de 2020

Las bendiciones de un corazón compasivo (3)

                                          Seguro que alguna vez te has encontrado con un vagabundo, le has dado dinero, le has contemplado cuando se marchaba y te ha entrado la duda.' A lo mejor se lo va a gastar en bebida o en droga, o quizás es un holgazán y yo le acabo de ayudar para que lo siga siendo.' Es posible que en alguna ocasión estés en lo cierto, pero no siempre. ¿Qué deberíamos hacer entonces?. En el capítulo ocho  de la segunda carta a los Corintios, Dios nos da un plan que debemos entender y seguir. La iglesia Macedonia lo hizo así: 1) Todos participaron dar.tanto los pudientes como los necesitados: "En medio de ...su extrema pobreza abundaron en rica generosidad...dieron espóntaneamente tanto como podían, y aún mas de lo que podían...." 2) Dieron con alegría, no obligados: "...Rogándonos con insistencia que les concediéramos el privilegio de tomar parte en esta ayuda..." 3) Su generosidad fue una consecuencia de su devoción a Cristo. "...Se entregaron a si mismos, primeramente al Señor y después a nosotros..." Los macedonios no dieron para impresionar a nadie, ni para desgravarlo de los impuestos, ni para quitarse al predicador de encima, ni siquiera porque se sentían "mal" respecto a los necesitados. No, su ofrenda fue la respuesta natural de su amor por Jesús. 4) Los líderes de la iglesia lo recibieron. lo supervisaron, y distribuyeron esta ofrenda colectiva.Los macedonios no fueron ingenuos al dar confiando en la integridad de alguien, que no conocían ni sabían  si iba a ser fiel con el dinero. Vemos como sus líderes  dsitribuyeron los donativos con transparencia, claridad y rindiendo cuentas. Los dadores sabian que las finanzas estaban manejadas con honradez "no solo delante del Señor sino también delante de los demás..." En resumidas cuentas; no puedes dar sin amar, pero no puedes amar a Dios y no dar a los que Él ama.

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