Una viejecita que vivía de su pensión, todos los años enviaba un dólar al Congreso Republicano. Cierto día recibió una invitación para ver al Presidente Reagan. Ella no sabía que para aceptar semejante invitación tenía que incluir un donativo generoso, así que gastó todos sus ahorros en el viaje y cruzó los Estados Unidos en tren durante cuatro días para asistir a tal acontecimiento. Durmió sentada porque no tenía lo suficiente para reservar litera. Cuando llegó a la Casa Blanca y vió que su nombre no figuraba en la lista de invitados, se quedó desconsolada. Un ejecutivo de Ford Motors la oyó contar su historia y se puso en contacto con un alto cargo, consiguiendo que le dieran a lla señora un tour de la Casa Blanca y le presentaran a Ronald Reagan al día siguiente. Desafortunadamente ese día hubo un alzamiento militar en un país extranjero y el Presidente tuvo que reunirse con su gabinete.
Cuando la anciana se presentó en la Casa Blanca, le dieron el recorrido de la misma y pasaron cerca del Despacho Ovalado, esperano que al menos ésta pudiera ver al Presidente de lejos. Al pasar por la puerta, Reagan miró hacia ella, se levantó de su escritorio y anunció·¡Frances!, (ese era su normbre) estos ordenadores me volvieron a jugar una mala pasada. Si hubiera sabido que venías, ¡habría salido a recibirte! La viejecita de California no tenía nada que dar al Presidente pero sí hubo algo que él la pudo dar, un poco de su tienmpo en medio de su apretada agenda. Dice Pablo: "No intentes estar en el frente....hazte a un lado y deja que otros te adelanten..." En otras palabras, no te importe no ser el protagonista. No olvides que Dios lo ve todo,lo sopesa y lo recompensa. En este día, haz todo lo que esté en tu mano por ayudar a alguien.
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