sábado, 13 de agosto de 2022

La ética laboral que Dios bendice

                            El primer empleo del periodista Zinnser fue para el periódico estadounidense The New York Herald Tribune. Los periodistas novatos solian empezar escribiendo  obituarios, pero a Zinnser le frustraba tal encargo.'Podría estar escribiendo reportajes de calidad dignos de ganar el premio Pulitzer' pensó para sí mismo. ' y aquí  me he quedado escribiendo necrológicas'. Por fin se armó de valor para preguntar al director: '¿Cuando me van a encargar alguna historia importante?' El director un hombre mayor y gruñón refunfuñó: 'Mira chaval, nada de lo que escribas se leerá con tanta atención como lo que estás haciendo ahora. Si escribes mal un nombre o te equivocas en una fecha, la familia se molestará. Pero si haces justrcia a la abuela de uno, o a la madre de otro, les alegrarás la vida, te estarán eternamente agradecidos y tus palabras saldrán en recordatorios.

                          La cosas cambiaron. Prometí que haría las llamadas que hiciera falta', afirmó Zinnser' Haría mas preguntas de las necesarias. Daría un paso más'. De esdo se trata, en el fondo, el sermón del monte, de escribir obituarios para otros como te gustaría que otros los escribieran para tí,obituarios de los que merezca la pena  hacer recordatorios, porque algún día alguien así lo hará. Zinnser empezó a destacarse en otros géneros, y hasta escribió un libro para aprender a escribir, con más de un millón de ejemplares vendidos. Pero nada de eso habría ocurrido si no se hubiera dedicado de lleno a los obituarios. Entiende bien esto. Si no puedes experimentar el espíritu en el trabajo que haces hoy, entonces no podrás experimentar el Espíritu hoy (puesto que Él está siempre presente ).

No hay comentarios:

Publicar un comentario