La fe no tiene sentido, a menos que se espere algo. La esperanza establece la meta; la fe es el puente que te lleva a ella. Y no necesitas construir un puente si no vas a ningún lugar. Pero si estás tratando de conseguir algo que no puedes alcanzar por tí mismo, necesitas el puente de la fe para llegar allí. "...Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe". Ahora es más importante que nunca enseñar los principios morales. Sin embargo, a menos que enseñemos a las personas también como aferrarse a la Palabra de Dios, éstas acabarán usando la fuerza de voluntad y la disciplina para combatir al enemigo; y perderán la batalla. Jesús le dijo a Pedro: "....He rogado por tí, para que tu fe no falte..." Cuando estás saturado de problemas y no sabes que hacer, háblate a tí mismo y di 'Fe no me dejes ahora'.
La Biblia afirma: "La fe es por el oir, y el oir, por la Palabra de Dios" Tu fe crece a medida que te escuchas a ti mismo declarar la Palabra de Dios. Y otro versículo dice: "...A ellos de nada les sirvió haber oído la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron". Puedes profesar fe y sin embargo no disfrutar de sus beneficios. Puedes emocionarte con un sermón en la iglesia, pero no cambiar en nada tu vida. Tienes que tener la "mezcla" justa: debes tomar lo que oyes y mezclarlo con tus pensamientos, palabras y acciones. La fe no es una emoción; es una decisión de mantenerse firme en la Palabra de Dios.
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