martes, 24 de octubre de 2023

¡Regocíjate, que viene a recogerte!

                    Jesús dijo: "....Voy a preparaos un lugar....vendré para llevaros conmigo. Así estaréis donde yo esté". Ésta fue la promesa de un novio a su prometida. En tiempos de Cristo, cuando una pareja recibía permiso de ambas familias para casarse, el novio volvía a donde vivía el padre y construía una casa para su futura esposa. Jesús, al prometernos que haría lo mismo por nosotros, equipara la esperanza de los funerales a la de las bodas. Tal como Él ve las cosas, el camino al cementerio y el pasillo central hasta el altar merecen el mismo entusiasmo. Ambos celebran una nueva etapa, un nuevo apellido y un nuevo hogar. Alégrate, ¡tu futuro esposo va a venir para llevarte de Su brazo! ¿Suena demasiado bien para ser cierto? Compruébalo por ti mismo. Si en los sesenta y seis libros de la Biblia encuentras una sola promesa de Dios que no haya cumplido, tendrás motivos para dudar.

                      Lo último que veas en esta vida dará paso a tu primera visión de Jesús. Su tumba está vacía y Su promesa sigue en pie; la hizo hace dos mil años y ha estado preparándote un nuevo hogar desde entonces. ¿Te imaginas como será? Juan, el escritor de Apocalipsis, mientras vivía en la minúscula y árida isla de Patmos, escribió:"...El mar ya no existía más" . Todas las mañanas cuando se levantaba veía el mar por todas partes, esa barrera que lo separaba de sus seres queridos en el continente. Piénsalo; en tu hogar celestial no habrá barreras, separaciones ni restricciones.

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