La palabra "devoción" implica un compromiso total con alguien--le das tu tiempo y atención, disfrutas de su compañía, tratas de agradarle y haces que esa persona sea muy importante en tu vida--. Así deberían ser tus devociones diarias. Pero hay que tener en cuenta dos obstáculos: 1) El egocentrismo. Dios ha prometido bendecirte, sin embargo cuando buscas su bendición en vez de una relación con Él, te vuelves egocéntrico en lugar de cristocéntrico. Puedes orara hasta quedarte sin fuerzas, pero Dios no te concederá ciertas cosas si no eres lo suficientemente maduro como para manejarlas. Abraham quería un hijo por encima de todo y Dios le dio uno. No obstante cuando Dios le pidió que lo ofreciera en sacrificio, éste no dudó. Abraham demostró que no había nada que amara por encima de Dios, por tanto Él prometió bendecirle y multiplicar todo lo que poseía. Abraham llegó a ser uno de los hombres más prósperos de su generación, aunque ha pasado a la prosperidad sobre todo porque Dios se refería a él como "amigo". 2) Las muchas preocupaciones. Uno de los peligros para trabajar para Dios es no dedicarle tiempo para orar y adorar. El salmista dijo: "Tributad al Señor la gloria que se merece Su nombre...." La palabra "debida" "significa" de la que es digna". Cuando Juan vio las multitudes del cielo alabando a Dios, éstas cantaban: "Señor digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder...." Así que empieza tu devoción diaria alabando y diciéndole: "Señor, estoy aquí porque tu eres digno de adoración".
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