domingo, 2 de junio de 2024

En el ojo del huracán

                                           Si alguna vez te ha pillado un huracán, sabrás que es una de las fuerzas más poderosas de la naturaleza. Con vientos de hasta 250 km/h, lluvias de hasta 15 cm. por hora, la capacidad de provocar olas de la altura de un edificio de 10 pisos y mareas que suben hasta más de 7 metros. Algunos huracanes han asolado ciudades enteras en minutos. Destaquemos dos componentes del huracán. Uno es el ojo--- el centro relativamente en calma en el que el aire atrapado impide el desarrollo de nubes y tormentas---. Inmediatamente rodeado al ojo está la pared del ojo, compuesta de nubes densas; en esta región  se localizan los vientos más intensos del huracán. En contraste al ojo del huracán relativamente en calma, la pared del ojo del huracán contiene los elementos más devastadores, es decir los vientos más fuertes y las lluvias más torrenciales.

                                            Si pudiéramos mirar el huracán desde cierta altura veríamos que la parte más potente del huracán está cerca de su centro; sin embargo el centro se encuentra en relativa calma. Aquí hay una lección para nosotros: Dios no elimina todos nuestros problemas, --- al menos  con la rapidez que nos gustaría que lo hiciera--- pero promete su paz en medio de ellos. Muy pocas personas han tenido más problemas que los que tuvo Moisés. Su trabajo consistía en alimentar, dirigir y proteger a dos millones de israelitas en el desierto . E hiciera lo que hiciera siempre se quejaban. Así que un día Dios le dijo: "Cerca de mí hay un lugar....Puedes quedarte allí. Cuando yo pase en todo mi esplendor te pondré en una hendidura de la roca y te cubriré con mi mano, hasta que ya haya pasado". Hoy, si se lo pides a Dios Él te llevará también a ese lugar de paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario