domingo, 16 de junio de 2024

La fuerza de la bondad (1)

                                 A veces pensamos que para triunfar en la vida tenemos que ser duros, arrogantes e impasibles en nuestro trato con los demás. Algunos incluso interpretan ser bondadosos como señal de debilidad y de vulnerabilidad. Pero nada más lejos de la verdad. La bondad es una muestra de una gran fortaleza interna que los demás no solamente aprecian sino que también respetan. Esopo escribió una fábula en la que el viento y el sol discutían acerca de quién era el más fuerte. '¿Ves a aquel señor mayor allí? apuntó el aire. 'Voy a hacer que se quite el abrigo mucho más rápido que tú'. El sol acordó esconderse detrás de una nube mientras que el viento soplaba con la fuerza de un vendaval. Sin embargo cuanto más fuerte soplaba más el hombre se agarraba a su abrigo para protegerse. Por fin el viento se dio por vencido y volvió a salir el sol y a brillar encima del anciano. En muy poco tiempo el señor se limpió el sudor de la frente y se deshizo del abrigo para caminar más libremente.

                                 El sol sabía el secreto: el calor, la amabilidad y la gentileza son siempre mucho más efectivos que la fuerza y la furia. Jesús muy duro con los hipócritas y con quienes se aprovechaban de los demás. Pero demostró gran amabilidad con el resto de la gente incluidos los marginados de la sociedad. Él vino a una cultura poco compasiva, egoísta, competitiva,  en la que cada uno buscaba lo suyo, donde no había  instituciones públicas de salud, ni hospitales, ni orfanatos, ni ninguna ONG. Sin embargo derramó toda su bondad humana en cada persona que sufría. En la cruz pagó el precio de mayor bondad, y al hacerlo cambió el mundo para siempre. Por lo tanto "Amaos los unos a los otros con amor fraternal, respetándoos y honrándoos mutuamente". 

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