jueves, 12 de diciembre de 2019

Expresa tu aprecio

                                        Las personas más emprendedoras  no necesitan que nadie les anime, pero el resto de la gente necesita ser animada y reconocida con frecuencia . Dios dijo a Moisés que animara a Josué, su sucesor, porque no le habría de ser fácil estar a la altura de su maestro. Y hasta el apóstol Pablo necesitaba que lo alentaran:  "...En todo fuimos atribulados....Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito". Cuando animas o consuelas a alguien, ¡estás haciendo la obra de Dios! Muchas veces apreciamos mucho a alguien pero no se lo decimos. Y el aprecio sólo surte efecto cuando lo expresas.
                                         Un psicólogo entrevistó al hijo de un próspero y conocido empresario. El chico no había querido ponerse al frente del negocio familiar tras la muerte del padre, a pesar de la riqueza que eso le habría aportado. El joven se explicó así: 'Tiene usted que entender la relación que tuve con mi padre. Fué un hombre muy exigente que había ascendido a base de mucho esfuerzo. Su meta era enseñarme a depender de mí mismo y creía que la mejor manera  de hacerlo era no animarme ni alabarme jamás. Todos los días jugábamos a la pelota en el jardín. Yo tenía que coger la pelota diez veces seguidas cuando él me la lanzaba. Conseguía atraparla ocho o nueve veces  pero en el décimo tiro, él hacía lo imposible para que no llegara a ella. La lanzaba por el suelo o por encima de mi cabeza, de modo que no había forma de cogerla'
luego se quedó en silencio y con lágrimas en los ojos añadió: 'Por eso tengo que salir del negocio; ¡quiero atrapar esa décima pelota!' Este joven creció sintiendo que nunca daría la talla, que nunca sería lo bastante perfecto para agradar a su padre. ¿Te identificas? La Biblia dice: "La congoja abate el corazón del hombre ; la buena palabra lo alegra". Entonces, expresa tu aprecio.   

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