El miedo forma parte de la vida. Lo sienten hasta las personas más seguras de sí mismas y que han logrado grandes éxitos. Pero estas últimas se niegan a sucumbir ante él, porque saben que si se te va de las manos el temor te puede paralizar. La Biblia dice: "...Echa fuera el temor...!. Los neurólogos de una Universidad descubrieron que los pacientes que esperaban sufrir una descarga eléctrica padecían grados de ansiedad similares a los que realmente la sufrían . Una investigadora escribió: "Muchos de nuestros miedos y ansiedades son producto de la comunicación. Si se nos indica tener miedo a los perros, entonces el cerebro responde como si en realidad lo tuviéramos". En otras palabras, el cerebro no diferencia entre las amenazas reales y las imaginarias. Eso explica por qué el Instituto de Salud Mental estadounidense informó que casi veinte millones de personas en el país sufren trastornos de ansiedad.
Alguien que vive en un lugar perfectamente seguro pero con miedo de que le roben, sufre tanto como quien viven en lugares de alto riesgo de robo o incluso como alguien a quien le están robando. Debido a que el cerebro no discierne entre emociones reales o imaginarias el miedo puede dominar nuestra vida y causar heridas tan devastadoras como si fueran físicas. Otra psicóloga dijo: En la mayoría de los casos el miedo no es más que un espejismo. cuando lo compartes con alguien, tiende a desaparecer" Así que comparte tus temores con Dios y observa como desaparecen. La Biblia declara: "¡ Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en Ti; a todos los que concentran en Ti sus pensamientos".
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