martes, 29 de octubre de 2013

Aprende a esperar

                                                                   La palabra "esperar" sugiere varias imágenes diferentes. Una puede ser la de un camarero sirviéndote la mesa, atendiendo tus necesidades. Otra es hacer una petición a un juez o alguien en autoridad. Tu éxito dependerá de la manera en que te diriges a ellos y su disposición a concederte lo que pides. Puesto que ellos ostentan el poder, tienes que ser paciente y esperar sus decisiones. ¿Te das cuenta? Nuestro problema es doble: Por un lado queremos que Dios nos sirva, en lugar de lo contrario; por otro, no queremos tener que esperar por nada. Vamos en coche al trabajo escuchando la radio y hablando por teléfono - y algunos hasta ponen su vida y la de otros en peligro mandando mensajes de texto - Alguien dijo que en el Lejano Oeste si se perdía la diligencia, se decía: 'No importa, pasará otra dentro de tres o cuatro semanas'. Ahora nos impacientamos hasta con las puertas giratorias.
                                                                   Lo que Dios hace en ti mientras esperas es a menudo mas importante que lo que tú estás pidiéndole a Dios. Esperar en Dios lleva consigo recompensas que ninguna otra cosa puede ofrecer. Eh aquí alguna de ellas: 1) Eres reivindicado. " No te impacientes a causa de los que pretenden hacerte el mal, ni tengas envidia de los malhechores....Alégrate en el Señor y Él te concederá las peticiones de tu corazón" 2) Eres fortalecido. "Espera en el Señor, sé fuerte, ten firmeza; pon tu esperanza en Dios". 3) Eres liberado. "....esperé en el Señor...y me hizo sacar del pozo de desesperación..." Entonces, descansa, espera en el Señor y en el momento propicio É se manifestará en medio de la situación.

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