martes, 8 de octubre de 2013

La salida

                                                                    A lo mejor te encuentras en una solución difícil (un problema con alguien cercano o dificultades financieras). Tal vez te hundas y quieras morirte, pero si no lo haces y decides levantarte y luchar, de tu interior sale algo bueno que se sobrepone a lo que está pasando en el exterior. Jesús estaba en medio de la adversidad cuando les dijo a sus seguidores que si tenían fe le podrían ordenar a una montaña (llámense problemas económicos, familiares etc.) que se moviera al mar y así sucedería. Ahora bien cuando te centras en la montaña serás presa del miedo. Pero cuando pones tu mirada en Dios, vivirás por fe.Si no hubieras tenido esa montaña, nunca habrías sabido si tenías fe (confianza,seguridad), ni comprobado lo grave del problema.
                                                                    La adversidad es una de las cosas que cambia nuestros valores y prioridades, y los mejora. Cuando está en el ritmo frenético del dinero, la seguridad y el éxito y te llega una desgracia, empiezas a ver la vanidad de correr tras las cosas temporales. Y si eres sabio te propondrás no volver a las andadas cuando las cosas se normalicen. La clave para lograrlo es ponerte en acción antes de que la vida vuelva a dictar su ritmo. La oportunidad de hacer ciertos cambios es corta; si no la aprovechas volverás a tus viejos patrones. Mientras el recuerdo de la aficción pasada esté fresco todavía en tu mente, pídele a Dios y pregúntale que cambios quiere que hagas en tus actitudes, tus relaciones con otros, tus costumbres y tu estilo de vida, y Él te mostrará una salida.   
                                                                      

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