jueves, 11 de junio de 2015

"...Hablaremos la verdad con amor..."

                                                  En todas las relaciones,hasta en las mejores,hay desacuerdos. Por eso necesitas aprender a "pelear limpio", Pablo lo aborda así: "...hablaremos la verdad con amor y así creceremos...hasta parecernos más y más a Cristo..." Si creciste en un hogar lleno de tensión y de palabras iracundas, puede que tu instinto sea evitar los conflictos a toda costa. Sin embargo el silencio no resuelve los problemas  sino que los convierte en tabús que abren brechas que separan a las personas. ¿Qué deberías hacer? Primero, entender la diferencia entre un conflicto saludable y uno no saludable. En un matrimonio inestable, la hostilidad se dirige contra las áreas débiles del cónyuge con comentarios como ¡No haces nada bien!, ¿Por qué me casaría contigo? o ¡Cada día te pareces más a tu madre!. Semejantes comentarios hieren hasta lo más profundo la autoestima de tu compañero/a.
                                                     Un conflicto saludable, en cambio no pierde de vista el asunto que causa desacuerdo. Por ejemplo: 'Me molesta que no me digas que vas a llegar tarde a cenar' o 'Fue muy embarazoso cuando me dejaste en ridículo en la fiesta de anoche'. ¿Captas la diferencia? Aunque los dos enfoques pueden ser igual de conflictivos, el primero ataca a la dignidad de tu esposo/a, mientras que el segundo se centra en el motivo del conflicto. Cuando aprendáis a hacer estas distinciones importantes, podréis mejorar vuestos desacuerdos sin heriros o insultaros. Además cuando uno gana el argumento, el otro se siente herido y molesto y ambos perdéis. Recuerda cuando alguien sabe que es amado y apreciado, generalmente se abre más y es más receptivo a aceptar la corrección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario