miércoles, 19 de abril de 2017

Combatir la amargura

                                                A sus noventa y dos años, Carmen nunca dejó de recordar cómo su hermana no había querido comprarle un par de zapatos hacía 50 años. Pasó tantos años inmersa en "hiel de amargura". Una periodista comenta: "Las ofensas se albergan en nuestros corazones. Las volvemos a reproducir...creando surcos difíciles de rellenar en el futuro ... conseguimos que otras personas apoyen nuestro punto de vista, lo que nos empuja más hacia el resentimiento. Interpretamos la ofensa como intolerancia y a nuestro ofensor como alguien lleno de maldad. Conforme buscamos razones, reales o imaginarias, para tenerle antipatía ... creamos nuevas cargas de amargura ... luego como una pelota de playa, intentamos sumergirla ... pero siempre emerge ... salpicando a todo el mundo" La Biblia dice: " Mirad bien ... que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos". 
                                                Por lo tanto, recuerda que: 1) Perdonar no es opcional. "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres". Puede que no sea posible vivir en armonía con todo el mundo, pero aún así Dios te pide que perdones a aquellos que te han hecho daño. 2) Cuando perdonas eres perdonado. La Biblia dice que cuando estás "lleno de amargura" eres "esclavo del pecado". No olvides que Jesús no sólo murió por ti, sino también por tus ofensores. ¿Merecen ellos el perdón? No, pero ...¿Y tú?. 3) Ora por tus enemigos. Pídele a Dios que te recuerde a las personas a quienes debes perdonar y que haga desaparecer la amargura que sientes hacia ellas. Es imposible guardar resentimiento contra alguien por el que estás orando. Es verdad que a veces perdonar puede resultar muy difícil, pero sabemos que "todo lo (podemos) en Cristo que (nos) fortalece".       

No hay comentarios:

Publicar un comentario