martes, 11 de abril de 2017

Guárdate de la intolerancia

                                                  La tolerancia no solo consiste en aceptar nuestras diferencias, sino también en aceptar las creencias de la otra persona y su comportamiento de acuerdo a esas creencias. Una de las grandes pruebas de la madurez espiritual es nuestra voluntad de amar y orar por aquellos cuyas creencias y comportamientos nos resultan inaceptables. En lugar de condenar a los que van por mal camino, deberíamos verlos igual que vemos a un hombre ciego  caminando hacia el borde de un acantilado. Nuestra reacción no debería ser condenarlo, sino tener compasión de él e intentar mostrarle un camino más seguro. Sin embargo, seamos claros: la compasión no es transigencia, así como no podríamos acusar a Dios, quien ama a los pecadores y detesta el pecado, de transigir . ¿Porque no imitamos sencillamente a nuestro Padre celestial?.
                                                  En tiempos bíblicos los judíos despreciaban a los gentiles y les llamaban "perros". Sin embargo, Jesús vino y redimió a esos "perros" y los convirtió en discípulos. Cuando el gentil Cornelio citó a Pedro el judío a su casa, este se mostró reacio a ir, pues dijo:  "Vosotros sabéis cuan abominable es para un judío juntarse o acercarse a un extranjero, pero a mí me ha mostrado Dios que a nadie llame común o impuro". Dios desarraigó las tradiciones y creó nuevas oportunidades para el evangelio. Pedro continuó: "Ahora comprendo que en realidad para Dios no hay favoritismos, sino que en toda nación Él ve con agrado a los que temen y actúan con justicia". Puede ser que Dios esté queriendo expandir los límites de tu mentalidad para Su gloría. Si te dispones a aceptarlo te bendecirá.

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