Alguien cuenta la historia de un hombre que se creía muy bueno y oraba así: 'Señor, algo no va bien.Leo la Biblia , hago oraciones reguralmente, no fallo a la iglesia y siempre doy dinero para obras benéficas y sin embargo siempre ando justo. Mi hermano, en cambio, no hace ninguna de esas cosas y tiene un montón de dinero. ¿Cómo es que a él le das tanto y a mi tampoco?'Tras una pausa se oyó una voz que decía: '¡Porque tu eres un santurrón y un incordio!' Nos dice la Biblia: "...Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes". El Señor ve las intenciones de tu corazón y juzga tus motivos.
Puedes asistir a la iglesia pero con un corazón alejado de Dios, como los israelitas. Puedes ayudar a los necesitados y seguir siendo avaricioso, como Judas. Puedes proclamar tu amor por Jesús y al mismo tiempo ser influido por el diablo, como Pedro. Puedes hacer muchísimos sacrificios y aún así vivir en desobediencia, como el rey Saúl. Incluso puedes ser un pastor que ama las grandes multitudes, pero que no tiene tiempo para los individuos. ¡Analiza el estado de tu corazón! El Buen Pastor dejó a las noventa y nueve ovejas y se fue a buscar a la que estaba perdida. Luego la cargó en sus hombros y la llevó a casa con gran alegría. "...El Señor juzga los motivos" El Señor se fija en tu corazón. Por lo tanto, todo lo que haces debería tener su origen en tu amor a Él y a los demás. Mira más allá de tus acciones, sopesa los motivos y pídele a Dios que te revele lo que Él ve.
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