Muchas veces nuestras oraciones son egocéntricas, porque percibimos a Dios como un genio mágico al que conjuramos para que se cumplan nuestros deseos. Luego, cuando no recibimos lo que queremos, pensamos que Dios no nos oye, que no le importamos o que tal vez no exista. Santiago dice: "Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" El egoismo es la causa de muchas de las oraciones no contestadas. La primera petición del Padre Nuestro es: "Santificado sea tu nombre." La segunda: "Venga tu reino" y la tercera: "Hágase tu voluntad". Según ellas, nuestro primer propósito al orar debería ser buscar lo que Dios quiere, no lo que nosortros queremos. A continuación veremos algunas sugerencias para ayudarnos a tener una buena actitud.
1) Pídele a Dios que haga morir tu naturaleza pecaminosa. A pesar de ser nuevas criaturas en Cristo, nos debilitamos a diario con nuestra vieja naturaleza. Mientras ésta lleva la ventaja, nuestras oraciones serán entorpecidas.
2) Pídele que te limpie con su sangre. No puedes acercarte a la presencia de Dios contaminado por el pecado. Debes confesarlo y pedirle que te perdone.
3) Pídele que te llene con su Espíritu Santo. La morada del Espíritu Santo te permite vencer la tentación y vivir de acuerdo a su voluntad.
4) Pídele que te guarde y guie tus pasos. El plan de Dios para nuestras vidas es siempre mucho mejor que el mejor de nuestros planes.
5) Pídele que te use para su gloria. Ten la actitud de siervo, con un corazón dispuesto a hacer cualquier cosa que te pida. En resumen: cuando oras con la actitud correcta, recibirás respuestas que nunca imaginaste.
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