El tacto es la capacidad de expresar tus opiniones sin crearte enemigos. Para ganar a una persona, debes entenderla y aceptar la diversidad. Escribió Pablo: "...Para poder llevaros a Cristo....con rodos trato de encontrar algo que tengamos en común...". El apóstol no transigía lo más mínimo con la verdad, pero se relacionaba con la gente con amor. Su mensaje era el mismo, ya fuera presentado a los judíos, griegos, romanos u otros pueblos; pero su enfoque se adaptaba a la audiencia. Cuando la gente sabe que la respetas, te resultará mucho más fácil ayudarla a cambiar. Pablo amonestó a los que antagonizaban con alguien y lo apartaban a causa de un pequeño desacuerdo teológico, con estas palabras: "....Todos vosotros sois uno en Cristo".
Cuando los santos de todas edades se reúnan delante del trono de Dios para alabarlo, no sólo procederán de diferentres culturas y continentes, sino tamnbién de distinatas épocas, desde la iglesia primitiva hasta la era espacial. ¡Imagínate que concierto tan impresionante! Sin embargo, no podrás ser parte de él si eres tan estrecho de miras que sólo te sabes una canción, porque es probable que no sea esa la que entonen allí. Los grandes hombres elegidos por Dios eran variopintos desde el punto de vista cultural. Tenemos a un Moisés, israelita criado en la casa del faraón de Egipto y preparado para su destino. O a un Pedro, con tantos prejuicios que creía que Dios bendecía solamente a los judíos, hasta que el Señor lo confrontó: "Si yo digo que alguien es aceptable, no digas tú que no lo es". Nos consta que Pedro entendió el mensaje, puesto que escribió años después: "Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad...amaos unos a otros entrañablemente..." ¡Aprende a tener tacto!
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