domingo, 6 de febrero de 2022

La avaricia (2)

              ¿Por qué cedemos ante los deseos pecaminosos? Por dos razones: 1) Porque en el nuevo nacimiento no nos deshacemos de golpe de la vieja naturaleza. Como dos automóviles que se acercan a un cruce a la vez, tus dos naturalezas-la vieja y la nueva- están siempre efrentadas. 2) Porque si pasas demasiado tiempo contemplando un deseo, al final cederás ante él. ¿No has ido alguna vez al friglorifico cuando no tenías hambre, pero tampoco estabas del todo lleno, buscando algo que picar? Pues esa mala costumbre se repite en la vida. Es como si estuvieras navegando en la red de opciones  de comportamiento,buscando algo que te haga mas feliz de lo que eres en el momento. Cuando codicias algo, lo embelleces, lo haces más atractivo y accesible y le concedes poder sobre tí ¿Una aventura de una noche? 'Nadie se va a enterar' dices.

              La Biblia enseña: "No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará" De la misma manera que una semilla produce una cosecha, tus decisiones también tienen consecuencias. La codicia maximiza el deseo y minimiza el peligro. Es imposible contemplar un deseo durante un buen tiempo sin acabar buscando la forma de conseguirlo, y además justificarlo. Es como la cuenta atrás del despegue de un cohete espacial; al final acabarás lanzándote. Así pues, si estás codiciando algo, mira el reloj; antes o después caerás. ¿La solución? ¡Cambia el objeto de tu deseo! "Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu"

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