jueves, 16 de marzo de 2023

"¿ Cómo es tu ética laboral ?" (2)

                         Cuando el criado de Abraham llegó a la ciudad de Nacor, una joven llamada Rebeca le ofreció agua. Cuando acabó de beber, Rebeca le dijo: "...También daré de beber a tus camellos". Leemos que "rápidamente" vació su cántaro en el abrevadero y volvió al pozo. Este hecho en sí no parece nada extraordinario, hasta que leemos entre líneas: un camello sediento podía beber hasta cien litros de agua; y había diez camellos. Hagamos las sumas. Rebeca pudo haber sacado del pozo mil litros de agua para un extraño. Hizo todo lo que se podía esperar de ella, y mucho más.

                            Éste fue un momento crucial en su vida. Gracias a este acto de servicio, Rebeca llegó a ser la mujer de Isaac, se embarcó en una aventura maravillosa y formó parte de la Historia Sagrada. Hasta hoy, su nombre es recordado y valorado por los creyentes. Rebeca no sabía las repercusioness de su  comportamiento aquel día. No se ofreció a sacar semejante cantidad de agua del pozo porque sabía de antemano cuál era la recompensa. Lo hizo porque ella era así y tenía un corazón generoso. Rebeca fue un ejemplo de lo que afirma la Escritura: "Los perezosos ambicionan mucho y obtienen poco, pero los que trabajan con esmero prosperarán". ¿De donde sacamos la idea de que no es bueno dar sin esperar nada a cambio, o de servir no esperando ninguna retribución? ¡Desde luego que de la Biblia no! Recibiremos algunas recompensas durante nuestra vida en la tierra pero otras en la vida futura. Sabemos que "...el Señor recompensará a cada uno por el bien que haya hecho..."               

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