Jesús dijo: "....Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano". Para confrontar a alguien es necesario tener carácter, valor y prudencia.1) Carácter. Puesto que Jesús estaba muy seguro de Su identidad y Su carácter como Hijo de Dios, fue capaz de dejar a un lado la necesidad de complacer a los demás para sentirse aceptado. Estar seguro de quien eres en Cristo y de la finalidad para la cual tu Padre celestial te creó te da la libertad de confrontar a la gente cuando sea necesario, sin preocuparte de si se molestan o de las consecuencias negativas. 2) Valor. Los fariseos tenían la autoridad de mirar la reputación de Cristo, y eso acabó llevándolo a morir en la cruz. A pesar de todo, Jesús les confrontó con la verdad; y tú debes hacer lo mismo. Debes estar dispuesto a tomar tu cruz y seguirlo a Él, aún cuando corras el riesgo de tener una discusión o de herir susceptibilidades. "Confrontar" a alguien significa Ponerse "en frente", mirarle a la cara y tratar la cuestión con sinceridad y amor porque valoras la relación. 3) Prudencia. Asegúrate de que sigues el ritmo que Dios te marca y no el tuyo propio. Es fácil envalentonarse y encararse con alguien para salirnos con la nuestra. Y también pensamos a veces que es necesario el enfrentamiento cuando lo que en realidad queremos es controlar. Para evitar estas actitudes tienes que pedirle a Dios que te muestre cuando, cómo y donde confrontar a los demás. Tu objetivo debería ser siempre reconciliarte y restaurar la relación. Y recuerda: "Ve a solas con él".
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