Uno de los primeros misioneros a la China, pasó cuarenta años hablando a la gente del amor de Jesús y como murió para perdonar sus pecados. Un día, después del sermón se le acercó un hombre y le dijo: ¡Yo conozco a ese Jesús! Ha estado aquí!. El misionero le explicó que era imposible, ya que Jesús había vivido y muerto hacía muchísimo tiempo en un país lejano. 'No, no' insistió el hombre. Murió aquí le puedo enseñar su tumba'. Se llevó al misionero afuera de la ciudad a un cementerio donde estaba la tumba de un estadounidense. En la lápida había grabado el nombre de un médico que había sentido el llamado de Dios para vivir y morir entre la gente de ese remoto pueblo chino. Y cuando los habitantes oyeron al misionero describir los atributos de Jesús (Su misericordia, amor, bondad, disposición a perdonar) se acordaron del médico misionero.
Dios te usará cuando estés dispuesto a ser " barro en manos del alfarero ". El barro no aspira a nada, es flexible, maleable y totalmente sumiso a la voluntad del alfarero. Alguien escribió: Cuando Dios manda una tarea que requiere humildad, busca a un siervo dispuesto a ser humillado. Cuando la tarea requiere celo, se fija en alguien que pueda ser lleno de Su Espíritu. Dios usa vasos santos, por eso busca a personas que le permitan limpiarles de las impurezas. Ser barro no es una tarea noble ni atractiva, ni nada de lo que se pueda presumir, pero eso es precisamente lo que Dios requiere".
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