sábado, 4 de mayo de 2024

Llamados a ser sacerdotes (2)

                        Los sacerdotes no solo ministran en tres grados de luz, sino también operan en  tres grados de intimidad con Dios. La vida de Moisés es un claro ejemplo de ello. Cuando Dios lo llamó por primera vez para guiar el pueblo de Israel, le habló a través de una zarza ardiente. Al verlo, Moisés dijo: "....Iré ahora para contemplar esta gran visión...." No cabe duda de que Dios está a punto de hablarnos. El problema estriba entonces en nuestra disponibilidad para "ir a con templar", es decir, interrumpir nuestros planes e interesarnos por lo que Él tenga que decir. ¿^Te podría hablar Dios durante los anuncios de la tele a mitad de tu programa favorito? Por supuesto, pero probamente no lo haga . Es un rey y desea que observemos el protocolo detallado en Su Palabra para acercarnos a Él. Después, Dios habló a Moisés en una montaña y le dio los Diez Mandamientos. Y cuando lo hizo, esta ardió y salió humo de la presencia de Dios. Al verlo los israelitas, temblaron y dijeron a Moisés: "...Habla tú con nosotros y nosotros oiremos;  pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos". Momentos así hacen sobresalir a cualquiera de entre la multitud. Por último; Moisés tenía una relación tan estrecha con Dios que " el Señor hablaba con Moisés cara a cara,  como habla cualquiera con su compañero". Imagínate un "cara a cara" con Dios. ¡Qué privilegio! Ese debería ser el deseo de tu corazón. Cuando conozcas a Dios así y lo escuches personalmente, estarás listo para desempeñar la tarea encomendada.  

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