sábado, 11 de mayo de 2024

Dale a Dios su diezmo (1)

En lugar de decir 'Le doy a Dios mi diezmo' deberías decir 'Le doy a Dios Su diezmo'. Seguramente pensarás que si lo ganas, es tuyo; pero no es así. La Biblia dice: "Del Señor es la tierra y Su plenitud, el mundo y los que en él habitan ". A Él le pertenecen cada metro cuadrado y cada persona que habitan en la tierra incluido tú. Así que no eres propietario, sino mayordomo. Y aunque un buen mayordomo merece ser bien pagado por el amo de la casa, su función por excelencia es complacerlo y hacer su voluntad. La Biblia dice: "El diezmo de todo es del Señor....". Entiende bien que a los ojos de Dios, el diez por ciento de tus ingresos es un "fondo reservado" para un único fin: Sus propósitos en la tierra. Y diezmar no es el medio por el que las iglesias levantan fondos, sino un medio que Dios tiene para educar a Sus hijos.

                                   Distorsionamos la Palabra de Dios enseñando que el diezmo es una manera de obtener dinero para saldar las deudas de la iglesia; o un sustituto de otros métodos de recaudación de fondos ya demasiado usados, o un "remedio infalible" para paliar el déficit financiero de la iglesia. La Biblia dice:  "Dame hijo mío, tu corazón....". Cuando tus mayores afectos estén en Dios, le darás de buena gana y no a regañadientes. El primer hombre en diezmar en las escrituras fue Abraham. ¿Por qué lo hizo? Por gratitud, porque Dios lo había librado de la mano del enemigo que había salido para destruirlo. ¿Te ha librado Dios? ¿Te ha bendecido? ¡Entonces demuéstrale tu gratitud dándole Su parte!.  

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