Cuando pierdes a un ser querido, te das cuenta de que las relaciones son mucho más importantes que las posesiones, pero nos olvidamos de ello en nuestro intento de llegar a lo más alto del "montón". Cuando te dicen que te resta poco tiempo de vida, te quedas en shock, y sólo después reordenas tus prioridades. Te hace querer llenar cada precioso momento con las palabras que no pronunciaste y con las cosas que has desatendido. No permitas que el egocentrismo, enmascarado de ambición( ¡o celo religioso! ), te impida mostrarles tu afecto a aquellos que lo necesitan. Haz esa llamada. Manda esa carta. Compra esas flores. Di "Te quiero". En otras palabras entrégate. La mayoría de las veces las personas no necesitan nuestro sabio análisis de la situación o nuestras brillantes respuestas, simplemente necesitan nuestro amor y apoyo; ellas encontrarán sus propias respuestas.
Si eres un líder, estás especialmente en peligro. No sacrifiques tu familia en el "altar" de tu carrera, o acabarás lamentandote de cosas que no podrás resolver. El hijo de un bien conocido misionero estaba presente en el entierro de su padre sin derramar una sola lágrima. Le dijo a alguien: "No puedes echar de menos lo que nunca tuviste. Mi padre amaba a personas del otro lado del mundo, pero no estoy seguro de que me quisiera a mí". ¡Despierta! El reloj no se detiene y los días van pasando "volando". Si, debes de cumplir tu tarea en este mundo, pero no a costa de las personas que importan mucho. Tómate un momento y medita sobre estas palabras: '...tú serás echado de menos, porque tu asiento estará vacío"
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