jueves, 28 de febrero de 2013

Viviendo por fe

                                                                         Vivir por fe no es fácil. Cuando te decides a confiar en Dios, normalmente, las circunstancias se ponen en tu contra. ¿Te acuerdas de Noé? Cuando construyó el arca, todavía no existía la lluvia.El resultado no es siempre lo esperado. Vivir por fe no significa que de repente tus problemas "se evaporan". Algunas veces, la fe no cambia las circunstancias, te cambia a ti, dándote la tenacidad necesaria para mantenerte firme cuando el cheque no llega, el doctor te dice "Es maligno", tu cónyuge te pide el divorcio, tus hijos se comportan como salvajes o el lugar donde has trabajado los últimos treinta años desaparece. Y la fe te da las fuerzas para soportar estas cosas, confiando en que Dios está a tu lado. " Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convención de lo que no se ve".De manera que vivir por fe significa:
                                  (a) confiar en la fidelidad de Dios,
                                  (b) seguir los pasos de gente normal y corriente que hizo cosas extraordinarias y
                                  (c) usar tu fe, porque es la "moneda" del Cielo
                                                                            Cuando la Biblia dice: "...el justo vivirá por fe", no está hablando de pequeñas y esporádicas rachas de fe. No, está hablando de un estilo de vida. Cualquiera puede aguantar los primeros golpes; es al noquearte en el quinto asalto cuando precisas la clase de fe necesaria para levantarte y seguir peleando. En el momento que tu vuelo se encuentra con turbulencias, no tiras tu billete o saltas del avión en paracaídas; te quedas en tu sitio y confías en el piloto. Por tanto, descarta las circunstancias, destierra tus dudas y ¡empieza a vivir por fe!          

No hay comentarios:

Publicar un comentario