jueves, 20 de marzo de 2014

"...Mis inquietudes se multiplican dentro de mí..."

                                                        Tus pensamientos pueden ser una especie de incubadora de ansiedad y depresión; así que ten en cuenta lo siguiente: 1) Eres dueño de tus pensamientos. Tú los concibes, los interpretas, les das significado, los aceptas o los rechazas. Por lo tanto aprende a distinguir qué ideas te ayudan y cuales no. 2) Te conviertes en un producto de tu forma de pensar. No son las circunstancias sino tu reacción ante ellas lo que desata tus emociones. Tus pensamientos desencadenan una reacción química que condiciona tus sentimientos, así como la duración y la intensidad de ellos. Cuando empieces a pensar de modo distinto, también te sentirás diferente. 3) Tus pensamientos son abundantes. Alguien dijo que "se multiplican" dentro de la persona. Los pensamientos ocasionales pueden amargarte por unos momentos, pero no llegan a provocar ansiedad y depresión profundas. Cuando llegas a ese estado, es porque has albergado patrones negativos de pensamiento que se han multiplicado en tu interior. Debes retirarnos de ahí para poder pensar como Cristo y estar en control de ellos. 4) Deja que Dios renueve los pensamientos y las actitudes (forma de pensar). Somete tus pensamientos Dios y deja que Él los apruebe, renueve o sustituya  con los suyos. La ansiedad y la depresión no pueden seguir dominándote  cuando le das a Dios el control de tu mente.5) Ciertas personas pueden contribuir a aumentar o disminuir tu ansiedad y depresión. Éstas pueden infundirte ganas de vivir - ¡y también de morir! - Evita a quienes hablan palabras de desánimo y pasa tiempo con los que hablan "buenas palabras", porque éstas "alegran" el corazón. 

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