lunes, 23 de enero de 2017

Cuando Dios te envíe a alguien para ayudarte

                                                   No puedes excusar tu ignorancia si no estas dispuesto a aprender. Bien entendidas,todas las experiencias de la vida son una escuela y toda nueva persona con la que tratamos un profesor. Así que aprovecha cada oportunidad para aprender algo. Cerciórate de que eliges los mejores profesores: aquellos que se han ganado el derecho de acompañarte, y también de cuestionarte, de impartirte perspectiva y guardarte en el buen camino. Comentó Salomón: "El consejo oportuno es precioso, como manzanas de oro en canasta de plata. La crítica constructiva es, para quien la escucha, como un pendiente u otras joyas de oro". 
                                                      Cuando Dios te envíe a alguien para ayudarte: 1) Muestra aprecio y agradecimiento. Nunca subestimes a nadie ni te olvides de dar las gracias. No tengas una actitud de 'Yo no espero ningún reconocimiento, así que no lo voy a dar', porque te va a perjudicar y cerrarte las puertas para el futuro. 2) Pon de tu parte. No seas oportunista ni dejes que te sirvan . Haz que tu presencia sea algo positivo, no una carga. La vida no te debe nada, excepto la oportunidad de crecer. 3) Respeta los límites. Tal vez alguien conozca lo suficiente a otra persona para llamarla por el nombre de pila, pero eso no significa que tú debes hacerlo también, sobre todo si se trata de alguien que te va a tutelar. Si alguien te dice: 'Hola soy Tomás', no le respondas  con 'Hola qué tal Tomy'. Sé respetuoso y no trates de cambiar el protocolo para adaptarlo al ambiente al que estás acostumbrado. Observa los límites, respeta a los demás, escucha; al hacerlo siempre habrá personas dispuestas a ayudarte a llegar adonde necesitas.   

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