¿Has visto alguna vez como los cuidadores de los zoológicos tratan a los animales heridos? Aunque la única intención del cuidador sea ayudar al animal, este no lo entiende, pues reacciona exclusivamente ante el dolor. Por consiguiente, ataca a cualquiera que le quiera ayudar. ¿Crees que está sucediendo lo mismo en tu vida? Quizás te han herido personas que se hacen llamar cristianos y no te esperabas que te fueran a lastimar. A lo mejor te han herido hasta el punto de que no quieras confiar en nadie, ni siquiera en Dios. Quizás no hayas dicho: "Señor, no me fío de Ti", pero tus actos hablan mas que tus palabras: Evitas leer Su Palabra para buscar respuestas; no oras ni dejas que oren por ti; intentas enfrascarte en tu trabajo; sales de una relación y entras en otra; pruebas con el alcohol o con fármacos para mejorar tu estado de ánimo; pasas horas viendo la televisión o navegando en Internet y exponiéndote a ciertas cosas que violan tu conciencia y te dejan sintiéndote peor.
1) Vuélvete a Dios. Entrégale todas tus preocupaciones y ansiedades porque Él cuida de ti. Dale a Él tu dolor, tus fracasos,tus impedimentos y tus dificultades. 2)Perdona a la persona que te hizo daño. Obsesionarte con lo que te hizo e intentar vengarte solo te mantendrá encadenado a ella. El perdón rompe esa cadena y te libera. En tus propias fuerzas quizás puedas hacer algo para paliar el dolor que sientes, pero Dios puede arrancar la raíz del dolor de modo que avances en victoria hacia el futuro.
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