jueves, 11 de julio de 2019

La fórmula de orar

                                                  ¿Es tu vida de oración, constante, enriquecedora y gratificante? ¿Notas un claro crecimiento en ella? Si no es así, se nos indica cómo orar y obtener resultados. Es una fórmula segura, digna de seguir: "Dile a Dios lo que hay en tu corazón, del mismo modo que uno descarga sus emociones, con sus placeres y con sus dolores, ante un amigo íntimo. Háblale de tus problemas para que te consuele; exprésale tus anhelos para que los purifique; dile lo que no te agrada, para que te ayude a superarlo; háblale de tus tentaciones para que te proteja de ellas; enséñale las heridas de tu alma para que las sane; no le encubras tu indiferencia hacia lo bueno, tu gusto depravado por lo malo, tu inestabilidad. Díle cómo tu amor egoísta te hace injusto para con los demás, como te tienta la vanidad para aparentar lo que no eres, cómo el orgullo te hace ocultarte de tí mismo y de los demás. Si le expones todas tus debilidades, necesidades y preocupaciones, nunca te quedarás corto de cosas que decir. Nunca se te acabará el tema, pues siempre habrá algo nuevo que expresar. Cuando dos personas no tienen secretos entre ellas, nunca agotan los temas de conversación. No miden las palabras porque no hay nada que ocultar; ni buscan cosas que decir. Hablan de la abundancia de su corazón, sin premeditarlo; sencillamente expresan lo que piensan. Cuando piden algo lo hacen con fe, con la confianza de que van a ser oídas. Bienaventurados los que alcanzan  esa clase de comunicación con Dios, tan íntima y sin reservas".  

No hay comentarios:

Publicar un comentario