viernes, 5 de julio de 2019

Observa el ganso (2)

                                                   Toda formación tiene un "líder de la bandada", que va delante en la punta de la V y marca el ritmo a los demás. Es una posición muy dura porque éste recibe los vientos de cara, se enfrenta a los cambios climáticos el primero y es el primero en sentir la lluvia en la cabeza, la nieve en los ojos y el hielo en las alas. Éste hace que la formación se mantenga firme en cualquier situación. Es una tarea difícil, agotadora, solitaria a veces, puesto que no hay nadie delante de él que le ayude a volar. El éxito de la formación y su llegada a su destino dependen de su perseverancia de mantenerse en su puesto.
                                                  Toda iglesia tiene un "líder de la bandada". Y cada departamento tiene el suyo: Los jóvenes, las finanzas, el evangelismo, el ministerio pastoral, etc.Éstos dirigen y marcan el ritmo y la dirección a sus seguidores. Por lo general en las iglesias se encuentran dos tipos de personas: los "desempleados" y los "pluriempleados". Los líderes de la bandada son los últimos, y tienden a quemarse con frecuencia.
                                                  Pero antes de que el líder de los gansos sucumba agotado, se abre un espacio atrás en la formación  y éste se pasa a ese lugar más cómodo, mientras otro se pone a la cabeza, colocándose sin ninguna dificultad como nuevo líder de la bandada. Este apoyo mutuo es la clave de la formación. Eso quería decir el apóstol Pablo cuando escribió: "...Todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro..." No te conformes con ser un consumidor, ¡sé un productor! Una iglesia excelente no es la que tiene muchos empleados pagados, es la que cuenta con voluntarios dispuestos a ayudar ahí donde se necesite.    

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