Si "(practicamos) el dominio propio y (nos mantenemos) alerta..." a las estrategias de satanás, tendremos la capacidad de ser proactivos en nuestra batalla personal contra él. Pero el siguiente paso es crucial.En la guerra siempre se siguen unas "reglas de enfrentamiento" Si pierdes mas veces de las que ganas, es porque no estás cumpliendo esta norma vital: "Someteos, pues a Dios..." . La salvación no te da acceso a un club para la élite religiosa, sino que te alistas en el ejército del Señor. Y lo que importa no es solamente tú, sino tu Rey. Su soberanía y autoridad, y aquellos que la reconocen. El rey sólo da ese poder a Sus súbditos. Para ganar esa batalla tienes que reconocer quién es tu Rey y someterte a Él.
El centurión romano que ruvo un encuentro con Jesús lo entendió: "Yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes, y digo a éste: "Ve", y va; y al otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto" y lo hace". Este hombre era consciente de que él, al igual que Jesús, tenía poder en la medida que se sometía a la autoridad. Tu sometimiento a Jesús te dará el poder para plantearle batalla a satanás y ganarla. No te lances a la lucha tu solo, sino mas bien reconoce la autoridad de Cristo y sométete a ella, porque la vida sometida es la que triunfa. En el momento de la tentación, aprpovecha la oportunidad para rendirte a Jessús, el Rey de reyes, quién afirmó: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra". Bajo su autoridad comprobarás que la vitoria sobre Satanás se produce "...no con ejército (humano), ni con fuerza (humana), sino con mi espíritu, ha dicho el Señor de los ejércitos".
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