jueves, 13 de enero de 2022

La oración de una madre

                  Todo terrorista fue niño un día: y también todo misionero. La diferencia entre los dos  radica en la influencia de los padres. El profeta Sanuel gobernó la nación de Israel durante cuarenta años, ungió a David para que fuera rey y lo guio en sus decisiones más cruciales. Pero ¿quién fue la influencia más dominante de su vida? ¡Su madre! Leamos: "Yo...le dedico también al Señor todos los días que viva, será del Señor...". Mientras tus hijos estén contigo, abrázalos, quiérelos, cuídalos y capacítalos, pero nunca olvides que eres su mayordomo, no su dueño. Tus hijos le pertenecen a Dios, no a tí. Un día crecerán y se irán de casa. Asegúrate de que cuando lo hagan, tengan una ancla espiritual, puesto que la van a necesitar en las numerosas tormentas de la vida.

                    No subestimes el poder que tienen unos padres que claman a Dios por sus hijos. ¡Quién sabe cuantas oraciones están siendo contestadas ahora mismo gracias a las oraciones insistentes y fieles de una madre hace diez o veinte años! Si tus quehaceres diarios en esta sociedad tan acelerada te están quitando tiempo e impidiendo que ores por tus hijos y nietos, emtonces ¡estás demasiada ocupada! No hay nada mas importante que el tiempo que pasas con Dios intercediendo por ellos. Nunca es demasiado tarde para ese hijo que te ha causado tanto dolor y tantas lágrimas. La madre de Jesús tuvo que contemplar a su hijo cruzificado, pero también sintió la felicidad de verlo resucitado. Es posible que te vayas a la tumba con la duda de si tus oraciones han sido efectivas y de si van a ser un día contestadas: a pesar de todo, no dejes jamás de orar. Porque cuando ora una madre ¡Dios escucha!. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario