sábado, 26 de marzo de 2022

Cuando muere un creyente (1)

                     En nuestra cultura, hablar de la muerte es un tema que se debe evitar, o si se hace, las connotaciones son siempre muy negativas. Cuando se plantea el asunto, también los cristianos procuran esquivarlo, o hablan de él con metáforas vagas e intrascendentes. Pero la Palabra de Dios presenta la muerte como algo claro y no amenazante para los que confían en Jesucristo. "Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza" La Palabra de Dios es directa, concreta y alentadora respecto a este tema: es a los ojos del Señor la muerte de sus santos" Desde la perspectiva de nuestro Padre celestial, la muerte es la puerta por la que pasan sus hijos redimidos, con los que disfruta de una relación perfecta, eterna y agradable. 

                       "Y oí una voz que me decía desde el cielo: Escribe: "Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor." Sí, dice el Espíritu, descansaran de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen". La Biblia le da la seguridad a todo creyente de que la muerte no es una tragedia sino una entrada triunfal en el cielo.. "Bienaventurado" significa "dichoso", alguien a quien se debe de envidiar sanamente. Dios instruyó a Juan: "Escribe"; porque Él sabe  que cuando perdemos a un ser querido nos olvidamos de esa perspectiva y nos dejamos llevar por las emociones. Alégrate, creyente, porque "...sea que vivamos o que muramos, del Señor somos" ¡Y el Señor cuida muy bien  de los suyos!.

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