jueves, 10 de marzo de 2022

Ser hospitalarios

              Uno de los distintivos del verdadero discípulo es hacer que los demás desientan amados y valorados. En la iglesia primitiva era fundamental recibir bien a las personas nuevas; hoy en día debería seguir siendo clave. Las costumbres cambian con los tiempos, pero la Palabra de Dios es inmutable. Dijo Jesús: "El que a vosotros recibe, a mí me recibe..." Como seguidor de Jesucristo, te corresponde hacer que las personas nuevas se sientan parte de "la familia de la fe". Entablar amistad dentro de las iglesias puede limitarse a un cliché religioso: sonreímos y saludamos a los nuevos pero pasamos el tiempo con el grupito de personas que conocemos bien. Muchos estamos satisfechos  con nuestro círculo de amigos ; no obstante necesitamos buscar  la forma de incluir a otros.

                La gente va a la iglesia esperando encontrar amor y aceptación, y si no lo recibe eso en el espacio de uno o dos meses, se va de allí. Por lo tanto, haz que tus antenas estén bien sintonizadas para identificar a aquellos que parecen sentirse incómodos y fuera de lugar. Todo el mundo ha tenido al menos una experiencia negativa en alguna iglesia; para contrarrestar, necesitan que alguien los "mime". La Biblia nos ordena: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros..." La gente es atraida por el cuidado y la amistad genuina demostrados hacia ellos. Las primera impresiones son decisivas. La iglesia debería ser un lugar donde aquellos con heridas sientan que son apreciados desde el minuto en que llegaron al templo. Y recuerda: Dios no usa solamente las relaciones para suplir necesidades de aquellos que se encuentran en situaciones difíciles- también las usa para hacernos madurar.

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