El hijo pródigo no supo quien era su padre ni lo que éste sentía por él hasta que se fue de casa. Mirando al pasado, pensó:'He dejado lo mejor que nunca tuve'. Después de haber acabado en una pocilga "volvió en si". Mirando a su alrededor,pensó: "Yo no debería vivir así". En ese momento su vida dio un vuelco. Al volver a casa su padre organizó una gran fiesta. Cuando el hijo se dio cuenta de quien era su padre, descubrió también quien era él, y entonces tuvo algo que celebrar. Hasta que no descubras quien es Dios y quien eres tú, no hay nada que celebrar. Seguirás tratando de comprar amor, gustarle a todos, intentar ganarte su amistad, hacer contactos, encontrarte con la gente adecuada en el momento adecuado para llegar al destino adecuado, etc.
Pero una vez que sabes Quién es tu Padre y quién eres tú, tienes que volver a casa y tomar el lugar que te corresponde en la mesa. No más soledad.No más culpabilidad. No más carencias. Escucha la palabra del Padre: "Teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado". Cuando se fue de casa, el hijo pródigo dijo: "...Dame lo que me toca de la herencia...." Pero luego comprendió que puedes poseer "todo" lo que hay en el mundo y aún así no tener nada si no es con la seguridad del amor del Padre. ¿Captas la idea?
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